PlayPump: Cuando las buenas intenciones no bastan

Una reflexión tranquila sobre cómo a veces llamamos protección a lo que también podría ser evasión.

Laura Martin
July 9, 2025
4 minutos de lectura

PlayPump: Cuando las buenas intenciones no bastan
Una historia sobre el diseño, el entusiasmo, el contexto... y el agua.

Había una vez una idea que parecía perfecta. Y durante un tiempo, todos quisieron creer en ella.

A finales de la década de 1980, en Sudáfrica, Trevor Field, un ejecutivo de publicidad, descubrió un curioso invento: un carrusel para niños conectado a una bomba de agua subterránea. El dispositivo se llamaba PlayPump. A medida que los niños hacían girar el carrusel, el mecanismo podía llevar agua limpia del subsuelo a un tanque elevado.

Era una combinación de utilidad, juego y tecnología, diseñado para comunidades rurales que no tienen fácil acceso a agua potable limpia. Una de esas ideas con magnetismo de lo obvio: ¿por qué nadie había pensado en esto antes?

Trevor pensaba lo mismo. Él se enamoró profundamente del proyecto, adquirió la patente y pasó años mejorándola. Su entusiasmo era auténtico. También lo era su propósito.

Cuando todo comienza con entusiasmo

Durante años, la idea siguió ganando adeptos. En 2000, PlayPump ganó un premio del Banco Mundial. En 2006, la primera dama de los Estados Unidos, Laura Bush, anunció una inversión multimillonaria para expandir el sistema en África. Jay-Z lo mencionó durante un concierto. Steve Case, fundador de AOL, se convirtió en mecenas.

El objetivo era ambicioso: instalar 4.000 PlayPumps en países como Mozambique, Zambia, Sudáfrica y Suazilandia.

Para entonces, el proyecto ya estaba siendo aclamado como una solución mágica a un problema muy real. Las fotos lo reforzaban: los niños se reían, jugaban, daban vueltas mientras fluía agua limpia. Tecnología orientada a un propósito. Diseño impactante.
¿Qué podría salir mal?

La tierra siempre tiene la última palabra

Para 2009, se habían instalado alrededor de 1.800 unidades. Sin embargo, las cosas no funcionaban como se esperaba. Poco a poco, empezaron a salir a la luz los primeros informes y testimonios:

El carrusel no giraba libremente como en un patio de recreo. Había que empujarlo constantemente.

Para satisfacer incluso las necesidades mínimas de agua de una aldea, la PlayPump tuvo que girar durante aproximadamente 27 horas al día (según El guardián).

Al poco tiempo, los niños se cansaron. Naturalmente. De hecho, nadie les había preguntado si querían hacerlo girar todos los días, durante horas.

Así que en muchas comunidades, mujeres comenzó a operar el sistema en su lugar. No fue fácil. No era cómodo. Y, sobre todo, no era lo que se les había prometido.

Algunas bombas estuvieron fuera de servicio durante meses. Otros nunca funcionaron correctamente. La idea de que el sistema se mantendría publicidad la impresión en los tanques también falló: no generó ingresos reales para cubrir los costos de mantenimiento. ¿En Zambia, un informe del UNICEF reveló que El 63% de las comunidades no habían sido consultadas antes de la instalación.


Cuando el problema no es la idea, sino el salto

PlayPump no era una estafa. No fue un acto de mala fe. Era una idea poderosa, impulsada por una intención genuina... pero que carecía de la validación adecuada.

Lo que no se hizo —y esto es clave— fue probar la solución de forma iterativa, en condiciones del mundo real, con las personas involucradas, antes de ampliar.

No hubo una exploración profunda de la carga física del uso diario, el roles de género en esas comunidades, o el relación simbólica con el acto de recoger agua.

Nadie preguntó lo suficiente. Nadie escuchó lo suficiente.Y así, cuando llegó el momento, el contexto no aceptó la solución, sino que la rechazó o, en el mejor de los casos, la ignoró.

Conclusiones clave

El caso PlayPump se ha convertido en un punto de referencia en la innovación social y el diseño centrado en el usuario, no porque haya «fallado», sino porque pone de relieve un riesgo recurrente: enamorarse de la solución antes de comprender completamente el problema.

Es un cuento con moraleja tanto para los diseñadores como para los responsables políticos y los donantes.

El problema central no era la tecnología en sí misma, sino la ausencia de validación contextual:

  • Sin pruebas iterativas en condiciones reales
  • No se tienen en cuenta los roles sociales, la carga física o el significado simbólico de la recolección de agua
  • Y, lo que es más importante, no hay una consulta significativa con los usuarios previstos

La lección no es ser escéptico ante cada gran idea, sino garantizar que el entusiasmo vaya siempre acompañado de una investigación profunda, la observación, el diseño participativo y la voluntad de cambiar cuando sea necesario.

References

García, E. (2023). El impacto de la IA en los CMS.

UX Research & More
Psycologhy & Insights
Laura Martin
UX Researcher, Marnov

Unlock Your Research Potential

Ready to elevate your understanding of your audience? Reach out today to discover how our insights can transform your business.